4 de septiembre de 2010

El camino de la luna


Con el frío del desvelo,
pensaba en tí.
Sentada, temblaba,
abrazándome tan fuerte como podía,
ahí estaba.

Frío que acompañaba la amargura de los recuerdos
de un pasado ya pasado,
que ayudaba a olvidar ese atrás,
que quedará para siempre en ese lugar.

El frío ingresaba en mi cuerpo,
cada vez mis músculos más contraídos,
cada vez más cerrado mi pecho,
cada vez con más dolor en el corazón.

Te fuiste y yo seguía ahí:
sentada afuera en escalones
grises, de hormigón,
mirando un horizonte
perdido entre el agua y el cielo,
con la luz de la luna iluminando el camino
de tu posible regreso.

Pero no ibas a volver,
y yo seguía ahí.
Esperando, tiritando,
mirando el punto más lejos,
añorando tu regreso.

Con el frío del desvelo,
pasé noches sentada,
mirando el camino de la luna.