Y todo se reduce al ya no.
Ya no debo hablarte,
ya no debo escribirte,
ya no debo...
Deber... hacer...
Encrucijadas diarias.
¿Te extraño? Sí
¿Te olvido...? Lo intento.
Me obligo.
Eso del saber qué debo hacer.
Eso del saber qué está bien.
Eso del saber que va a doler.
Eso del saber pero no querer.
O querer demasiado.
Ya no debo hablarte.
Ya no debo escribirte.
Ya no debo...
Ya no debo quererte.
Aunque aún insista
en luchar contra lo que no puede ser;
aunque mi corazón dé revancha más de una vez;
aunque sepa que sí, pero quiera que sea no.
Ya no debo... tantas cosas.
Pero aquí estoy
una vez más
con el corazón abierto,
inocente y descubierto,
luchando por un no
que quiere que sea sí.
Lo que escribo
Un lugar para compartir lo que me gusta decir. Cualquier semejanza con la realidad es mera coincidencia.
14 de agosto de 2016
27 de junio de 2013
En un baúl
Ahí guardaré mi corazón.
En ese baúl con recuerdos
De tiempos anteriores,
Que hoy guardo para intentar no recordar.
Felicidades, alegrías, sentimientos
Que hoy no logro sentir
Porque la tristeza del final
Cubre todo como con un manto negro
Que no permite atravesar nada de luz.
Guardaré y cerraré con llave
Para que ni por casualidad se asome
Esa felicidad que sentí,
Esa felicidad del querer
Que hoy ya no tengo,
Que extraño, que añoro.
¿Cómo pude dejarme,
Cómo pude bajar mis brazos
Y hacerme sentir de otro?
Si al final quedaría sola,
Llena de imposibles
Con un corazón quebrado en partes
Entre el querer y el no poder.
Hoy guardo mi corazón
En un baúl oscuro y bajo llave.
Quien quiera encontrarlo de nuevo
Tendrá que hacer un sumo esfuerzo.
Como el que hizo quien es hoy su dueño
Que lo deja y abandona
En pequeñas partes.
Te guardo corazón mío
Lleno de alegría
Porque hoy ya no puedo sentirla;
La tristeza gana,
La impotencia prima,
El querer sufre
Por un amor que ya no vive
Por un amor que ya no es.
La llave quedará escondida
Quizá alguien la vuelva a encontrar
Quizá no pueda ser de otro dueño.
Quizá… mi corazón ya no vuelva a ser uno
Y quede en olvidado en el baúl cerrado.
19 de mayo de 2013
Nada tan sencillo
Nada es tan sencillo.
Amar no lo es.
Entregarse tampoco.
Olvidar mucho menos.
Pasan días,
pasa tiempo.
Pasan algunos diálogos,
palabras, textos.
Pasa mucho
o quizá nada.
Pero el tiempo sí,
el agotamiento,
la falta de energías
el querer seguir adelante,
el no poder.
Sencillo es negar,
quedarse en el mismo lugar,
con lágrimas a la par,
esperando el milagro
del no final.
Pero todo termina en lo mismo.
Nada tan sencillo
como decir basta,
ya no más.
Nada tan difícil
como realmente terminarlo
y que ya no sea más.
5 de julio de 2012
Mi reflejo en tu mirada
Esa última vez que te vi. Tu abrazo. Tus palabras en mi oído. Tu último beso. Quién sabría que iba a ser el último. De haber sido por tí, otros hubieran sido.
¿Sabés? Escucho tu voz dentro mío... quedó grabada y repite las mismas palabras. Esas que juraste alguna vez, que supuestamente hoy sentís. Pero ya no es así.
¿Sabés? Te extraño. Esa despedida tuvo que haber sido. No importa. Duele y te extraño. Igual.
¿Sabés? Te quiero a mi lado. Pero no estás, no tenés que estar. No te puedo hacer volver. Tus juramentos, tus palabras llenas de te quieros, tus miradas tan prometedoras...
Todavía pienso en cuando me miraste por primera vez... en esas primeras conversaciones... En ese entusiasmo e ilusión de conocernos e intentar descifrar qué quería el otro. Sí, era descifrar, ninguno de los dos decía nada más que palabras en vano, conversaciones irrelevantes... solamente queríamos conversar, conocernos, aunque sea con la excusa más simple y banal de la conversación sin sentido.
Pero podía durar horas. Podía mirarte a los ojos y verme reflejada en ellos por horas. Podía... podía...
Ya no puedo. Y tantas veces quiero. Tantas veces. Cada vez que te recuerdo. Cada vez que tu voz repite dentro de mí tus juramentos, tus te quieros; y me convenzo de que ya no puedo.
Mi corazón parece no darse por vencido. Tiene todos tus recuerdos agarrados tan firmes como estacas. Pero será que hay que removerlos...
¿Sabés? Mecuestanoquieroteextrañonoteolvidomecuesta. Entre esas contradicciones estoy.
¿Sabés? Sé exactamente qué me dirías. Sé, que si fuera por tí, aquí estarías. Seguís insistiendo que sí.
Pero pienso que no. Las promesas ya pasaron su fecha de vencimiento. Los te quieros aún siguen en vigencia. Pero fecha de caducidad o no: hoy tus recuerdos han de hacerse olvidos.
Y tal vez mañana tu voz no retumbe tanto dentro mío. Los te quieros hayan vencido. Y te pueda cruzar y entender porque tanto te quise, y porque te tuve que olvidar.
(Voy a extrañar mi reflejo en tu mirada).
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