4 de septiembre de 2010

El camino de la luna


Con el frío del desvelo,
pensaba en tí.
Sentada, temblaba,
abrazándome tan fuerte como podía,
ahí estaba.

Frío que acompañaba la amargura de los recuerdos
de un pasado ya pasado,
que ayudaba a olvidar ese atrás,
que quedará para siempre en ese lugar.

El frío ingresaba en mi cuerpo,
cada vez mis músculos más contraídos,
cada vez más cerrado mi pecho,
cada vez con más dolor en el corazón.

Te fuiste y yo seguía ahí:
sentada afuera en escalones
grises, de hormigón,
mirando un horizonte
perdido entre el agua y el cielo,
con la luz de la luna iluminando el camino
de tu posible regreso.

Pero no ibas a volver,
y yo seguía ahí.
Esperando, tiritando,
mirando el punto más lejos,
añorando tu regreso.

Con el frío del desvelo,
pasé noches sentada,
mirando el camino de la luna.

20 de julio de 2010

Ni siquiera es tuyo


Tal vez sí hacen falta palabras.
Pero ¿qué sentido tendrían?
No harían nada.
No lograrían nada.
Simplemente dos o tres frases
que justifiquen tu partida.

Una vez más,
todo sigue.
Tiempo pasa,
no se detiene.

El tiempo no me espera.
(Como si tuviera que hacerlo).
(como si fuera necesario).

Tiempo pasa,
yo con él sigo,
tratando de estar a su lado...
aunque a veces parece dejarme,
abandonarme.

Qué decirte que no haya dicho
con mis palabras,
con mis actos.
¿Qué decirte?

Cuando ya está todo dicho.
Cuando no hay palabra suficiente
para decir nada;
cuando no hay beso suficiente
para decir quedate conmigo.

Ya pasó.
El tiempo pasó.
Me dejó...
se fue contigo.

Se llevó con él
tus besos,
tus susurros,
mis recuerdos contigo.

Eso ya es del tiempo,
ya no es mío.
Ni siquiera es tuyo.

El tiempo se adueñó de todo lo nuestro.
Mejor así. Ya no queda ni el recuerdo.

4 de abril de 2010

No te quiero aquí

Pensarte hoy,
no es como hace tiempo,
ya no es.

No siento lo que antes,
no siento todo,
no siento... nada.

Quedaste en el recuerdo de un tiempo anterior,
de mi pasado más triste,
y te quiero dejar ahí.

No quiero que vuelvas a mi,
no te lo mereces,
no me lo merezco,
no te quiero aquí.

Intentás volver,
intentás ganarme con mimos y recuerdos,
intentás en vano,
no te voy a dejar estar aquí.

No gastes energía,
no gastes ya tiempo,
no gastes,
ni te gastes.

Ya me despedí una vez,
lo hice con todas y cada una de las letras,
te fuiste,
no vuelvas.

Ni lo intentes...
no te quiero aquí.

Es necesario evitar darse contra la misma piedra,
otra vez.