6 de agosto de 2009

Te fuiste


Y resulta que te fuiste,
sin despedirte,
sin más,
te fuiste.

No es que pensara que no lo ibas a hacer,
no es que alguna vez te lo cuestionara,
es que te fuiste
y no te despediste.

No sé si hubiera sido mejor,
si fue para mejor.
No sé si hubiera sido peor,
si fue para peor.

Hoy sé que no estás
que, probablemente, te voy a extrañar
aunque ya no estabas,
desde hacía tiempo ya.

Tu lo terminaste,
abandonaste el camino,
pudiste seguir ahí,
te dejaste vencer.

Hoy no me queda más que una despedida
sin adiós,
porque no vas a escuchar estas palabras,
por más que te pertenecen,
porque no van a ser tuyas
por más que lo sean,

porque ya no estás,
decidiste no estar,
y no te lo impedí,
no podía hacerlo.

Y simplemente te fuiste.

Adiós desde acá,
desde lo que dejaste,
desde este lugar donde,
aún de alguna forma,
vivís.

Una Despedida sin Adiós
Hasta algún día...

3 comentarios:

Javiera. dijo...

Ouch. La despedida sin adiós no es más que una herida sin cerrar.

Se siente tu dolor, no queda más que desearte mucha fortaleza.

La Maga dijo...

La herida ya está tratando de cerrar... es lo que dicen mis palabras, es una despedida ya prevista, donde no quedan interrogantes, que no se cuestiona...
Pero terminó siendo una despedida sin Adiós, él nunca lo recibió...

Grax por pasar!

Lado B dijo...

que doloroso es cuando sientes que se te escapa algo y no hay certeza de lo que sucede.
Si es un duelo expectante, un silencio confirmado...
siento que deja un ciclo abierto, una pregunta pendiente.

gracias por pasar y volveré a leerte.