horas y días y uno no avanza.
Inmersos en un círculo vicioso,
en medio de la nada, en medio del todo.
Minutos y meses que siguen corriendo,
minutos y meses que siguen y que cuento,
porque pasan y pasan y los veo,
no los detengo, no puedo.
Entre dudas e indecisiones,
entre cuestiones y desacuerdos.
Entre confusiones y
"no saberes qué quiero".
Cada minuto lo pienso,
cada hora lo decido,
cada día vuelvo a lo mismo.
No tomo una decisión,
ya nada es lo mismo,
porque vuelvo al principio,
no avanzo, sigo en el ciclo.
Decir adiós o decir hola,
despedirme o dar una bienvenida.
Separarnos o estar juntos,
olvidarlo o seguir intentándolo.
Sé las respuestas,
sé decidir y lo hago,
sé qué hacer y lo sé bien,
no quiero aceptarlo.
Sé que es adiós,
que es despedida,
que es separarnos,
que es olvidarlo.
Sé que me cuesta
y por eso no lo hago.
Sé que así es,
y en la cobardía caigo.
Decir adiós: expresarlo,
despedirme: irme,
separarnos: no verte,
olvidarlo: ¿puedo?
Ahí de nuevo caigo,
en la indecisión;
en el no querer enfrentar
mi propia decisión.
Otra vez el círculo,
otra vez lo mismo,
vuelvo al principio,
no me animo.
No me atrevo a decir adiós,
a despedirme,
a separarme,
a olvidarte.
¿Tengo que hacerlo? Sí.
Lo sé.
¿Es hora? Sí
Lo sé.
Que no pasen más horas ni días,
que no pasen más minutos ni meses,
es momento decidirme y decir.
Es momento de despedirme... ADIÓS
Cada tanto nos damos cuenta de qué decisión tenemos que tomar y no queremos aceptarlo. Sabemos qué está bien, pero decimos no... o directamente no decimos.
Tal vez es momento.
Que no nos pase la vida por al lado y que no tome decisones por nosotros. Si sabemos lo que está bien, ¡hagamos eso!
Tal vez es momento.
Que no nos pase la vida por al lado y que no tome decisones por nosotros. Si sabemos lo que está bien, ¡hagamos eso!